INTERMEDIARIOS
DEL DESAMOR
Por
REI
“Que
bonito sería levantarnos por la mañana, con la única preocupación
de recoger lo que el mundo nos regala todos los días, y disfrutar de
la compañía de los nuestros, sin más. “
Parece
que hoy en día el mundo ya no nos aporta lo suficiente para vivir
felizmente, y necesitamos trabajar para mantener una subsistencia
cada vez más burocratizada, por sociedades modernas e inquisidoras
en una dirección antinatura. Aquellas sociedades primigenias, en
donde la única preocupación diaria era el aprovisionamiento de
alimentos, para la manutención del grupo, son relegadas a materia
televisiva, para el entretenimiento de sociedades avanzadas, en la
dirección contraria a este tipo de elementos. Mientras, el
aislamiento geográfico de estas sociedades las ha mantenido puras
durante miles de años; hoy por hoy, se ven desplazadas, tanto
físicamente como culturalmente, a un plano que las pone en peligro
de extinción. Los intereses económicos de las sociedades avanzadas,
occidentales y orientales, eliminan de manera sistemática estos
elementos para un desarrollo económico de estados cada vez más
dependientes, tanto de materias primas, como de un sistema de consumo
de las mismas.
Entiendo
que el respeto hacia el medio natural de las sociedades primigenias
se hace palpable por su conservación durante miles de años, respeto
que forma parte fundamental en el amor hacia todo lo que nos rodea.
Sociedades antiguas pero desorientadas hacia este respeto, han sido
convertidas en vestigios estructurales, consumidos por la propia
naturaleza, que un día les sirvió para desarrollarse fuera de un
cauce amoroso. Sociedades precolombinas, mediterráneas y orientales,
que han sido irrespetuosas, ya no sólo personas, sino también con
sus medios de subsistencia, han caído como moscas a lo largo de los
tiempos de manera sistemática. Hoy en día son fuente de ingresos
turísticos de los estados en los que se enclavan estos vestigios.
Sin embargo, las sociedades primigenias, se conservan en la medida
que no manipulamos su cultura, ni sus medios de vida. La
perdurabilidad de estas sociedades me hace pensar en los errores
cometidos; de otro tipo de sociedades que se levantaron como torres
de Babel, y cayeron como árboles talados por su base, en una selva
cada vez más necesitada por ellas mismas.
Cuando
una materia prima, se utiliza fuera de su entorno, necesita de unos
intermediarios que amortiguan la demanda de otros lugares, que ya han
sido esquilmados por una incultura del desamor, y que convierte a sus
elementos en depredadores de otras culturas, que todavía conservan
sus estándares de vida originales. Estos intermediarios no sólo lo
son de materiales, sino también de su desapego por los mismos, ya
que la visión que tienen de ellos es meramente material.
Un
gran fallo de las sociedades materialistas es expandir cada vez más
su radio de acción para su sustento, por que ya no les vale con
levantarse por la mañana y recoger lo que el mundo les regala a su
alrededor. Necesitan globalizar cada vez más sus necesidades, para
seguir fomentando su productividad, has que los desplazamientos, a su
su centro neurálgico, sean inviables energéticamente. Por eso, en
sociedades primigenias, el desplazamiento lo hacen ellas mismas,
dejando a barbecho lugares que han utilizado, y asentándose en
nuevos emplazamientos vírgenes de actividad humana. De esta manera
el grado de regeneración se hace sostenible, ya que los círculos de
dependencia de las diferentes especies, no se han roto, y se
simbiotizan llegando a un punto de equilibrio entre ellas. Si se
acaba eliminando algún eslabón de la cadena, el enlace entre los
mismos desaparece y el movimiento interespecífico se ve
interrumpido, creando un hueco difícil de solventar. De igual manera
si se introduce alguna especie foránea en un hábitat, el
desequilibrio producida por esta, produce un efecto cascada hasta
consecuencias inimaginables. Por esto es muy importante que los
intermediarios del desamor no consigan prolongar su labor de
destrucción de la mano que nos da de comer.
Ya
no sólo la eliminación de elementos autóctonos, sino la
introducción de elementos foráneos en un medio, pone en grave
riesgo los sistemas de vida de los mismos, de los cuales el hombre es
dependiente y responsable de los mismos.
Veamos
pues nuestro trabajo diario, que va enfocado a todo lo contrario.
Importación y exportación de todas las materias primas, y alimentos
posibles a nivel económico, con el consiguiente gasto laboral y
energético, que esto implica. El factor riesgo de desequilibrio de
todos los círculos de subsistencia. La modificación cultural
primigénea de todos los territorios afectados, por su actividad.
¿Hacia
dónde nos dirigimos?
Creo
que nuestro rumbo es hacia un campo de batalla, en donde nuestro
enemigo, es precisamente nuestro amigo más poderoso, la vida misma.
Es una batalla perdida de antemano, ya que nuestro poder de
manipulación está supeditado a fuerzas naturales, con mayor influjo
de reestructuración biológica.
El
humano moderno se ve condicionado por una protocolización de todos
sus movimientos, ya que la manutención de los mismos no se hace de
manera directa con el medio natural, y de ahí surgen los
intermediarios que dirigen sus actos hacia un desamor terrenal. Todos
los trabajos están condicionados en mayor o menor medida por unos
intermediarios, que son los que deciden si sí o si no al día
siguiente. Se hacen dueños y señores de todas las vidas que
respiran en este mundo y así, levantando el pulgar, hacia arriba o
hacia abajo, otorgan la existencia o no por decreto ley de todos los
individuos que aquí vivimos. Nuestras vidas sólo valen el trabajo
que realizamos para estés benefactores de la indolencia. Utilizan
nuestras labores como moneda de cambio para seguir sobreviviendo, ya
que sus propagandas basadas en el miedo, nos cercan con alambres de
espino y se nos hace imposible ser libres en un mundo creado para
nuestro disfrute y gozo.
Todo
humano debería ser libre de utilizar lo que el mundo nos ofrece, de
manera respetuosa para su propio sustento, y no ser obligado
económicamente a construir lo que algunos denominamos sueños de
ámbito egocentrista. Somos el reflejo de lo que creamos. Gallinas
enjauladas en una nave, privadas de su función vital, con el único
fin de poner huevos para el sustento de los sueños de otros.
Pensando que el pienso, lo regalan para nuestra comodidad y esta nos
hace seres disfuncionales en nuestro arraigo creacional. Todos los
problemas tanto físicos como emocionales, que acarrean nuestro
encarcelamiento, son expuestos en la materia propagandística,
difundida por los granjeros para amedrantamiento de las masas. Nos
hacen ver como si los mismos fueran fruto de la casualidad, o que
fuéramos incontrolable a nuestra propia responsabilidad.
La
oscuridad que envuelve nuestra existencia, no nos deja ver más allá
de donde picoteamos nuestro pienso diario. La luz está ahí, pero
nuestras cabezas están bajas, escudriñando en nuestro habitáculo,
en busca de algún grano que nos haga seguir con nuestro sufrimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario