miércoles, 11 de marzo de 2020

LA PARADOJA DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO


LA PARADOJA DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO

POR
RICHARD PACARD

Según Francis Fukuyama en el paradigma actual, se esta produciendo o se ha producido ya, el agotamiento y la muerte de las ideologías, lo cual sería como testimoniar que ha sucumbido la misma “idea” que confluye en el agotamiento del pensamiento del hombre mismo. Aunque en el Fin de la Historia se entra en muchas contradicciones, que es como si el autor tuviera más de un criterio, más sin embargo, es consciente de su error, o como si tuviera y sostuviera las dos ideas al mismo tiempo, ello es posible bajo los parametros de la psicologia moderna, y la filosofia, rompiendo la argumenación lineal de un texto, más esto no desmerece de ninguna manera la obra. Mientras exista la “idea” nunca dejara de existir la Historia, de hecho el triunfo de la Coalición de Gobierno Progresista en España (PSOE-UNIDAS PODEMOS) lo cual represena una esperanza de liberación de la clase más vulnerable de la población; rompiendo de esta manera la teoría del Fin de la Historia, ya que si esto fuese real y cierto, no habría ni Podemos, ni el gobierno progresista, ni esto no hubiera visto la luz, pues de ser de esta forma la historia no sería dinámica, solo basada en el determinismo social y político, y esto no es posible, no puede ser. Según ello el pensamiento o criterio de Francis Fukuyama, declara que el liberalismo, representa la última forma de sistema y el triunfo de la democracia liberal Occidental, como la única forma de gobierno humano sin más evolución, declara así mismo que este es incompleto en el mundo real de todo lo material.

El liberalismo siempre ha representado en el mundo real todo lo material, todo economicismo, y construido un arquetipo de individuo que ha suplantado su interés por lo público, por lo político, porque él le debería de interesar lo que se debate en los parlamentos y en los partidos. El liberalismo contemporáneo ha agotado su discurso y al mismo tiempo su ideario; construyendo una sociedad basada en el individualismo; el debilitamiento actual del liberalismo contrasta con una sociedad también debilitada, bajo los parámetros liberales del egoísmo, lo antisocial, la indiferencia social, la pasividad frente a la suerte del individuo en la selva del mercado, ya que se basa en el egoísmo como contravalor fundamental, todos estos contravalores no ha derivado en más felicidad, ni en más plenitud individual, sino en más frustración e incertidumbre ante un presente burocratizado y un futuro lleno de temor. El liberalismo se ha convertido, a través de la burocratización de la administración pública, en un tirano.

Con la teoría del Fin de la Historia, haciendo del liberalismo la última forma de sistema y a la democracia liberal como forma de gobierno, nos hace entrever el fin de la “idea” y de la cultura misma, observando un individuo como algo incapaz de evolucionar. Francis Fukuyama se equivoca, en torno a las ideas del Fin de la Historia, lo que el autor ha descubierto -aunque con muchos matices- no es el Fin de la Historia, como ha afirmado, si no el fin de la civilización y la instauración de otra que ya se ve cercana. Y para ello son necesarios los elementos de conciencia y mutación. Para llegar a todo esto hizo falta un proceso de evolución que terminara o concluirá a lo largo del siglo XXI, que sera cuando la nueva civilización se habrá impuesto. Esta se materializara en una sociedad, donde prevalezcan los valores: de Justicia, Honor y Verdad, conformando una estructura ética y moral, donde haya desaparecido el concepto de individuo, para dar un paso más en la evolución hacia la PERSONA, porque el primer aldabonazo que daremos hacía una nueva forma de evolución o de civilización que sea más justa, sera la desaparición del mundo liberal, frente a aún mundo más colectivo, y con un gobierno de coalición progresista se estará abriendo la puerta hacia el mejoramiento del ser humano como tal.

Según Francis Fukuyama “la historia culminara en un momento absoluto, en el que triunfara la forma definitiva, racional, de la sociedad y el Estado”. No existen momentos absolutos, lo que si existe es un largo proceso de evolución histórica, y nada en esta vida es definitivo, todo acaba cayendo, todo lo que sea mortal, -y el liberalismo como todos los regímenes o sistemas- están construidos por mortales, acaban desapareciendo y se impone otro, más acorde con las circunstancias históricas. El liberalismo nunca fue racional, ni sera definitivo, ni nunca ha sido perfecto, fue el más irracional de los sistemas, y el más irracional de estructuración de una sociedad llena de frustración e infelicidad. Y desde luego, nada de definitivo. En la vida como en todo hay blanco y negro, pero entre uno y otro elemento se haya el gris, ofreciendo y materializandose en distintos matices y grados, por ello es imposible lo absoluto, en esta perceptividad, observando estos elementos, surge un proceso evolutivo, ya que la historia es dinámica, progresiva y nunca concluirá en un final mientras exista el hombre. La verdad es que este sistema es una estructura social, política y económica, el cual se haya siempre debilitado, siempre en conflicto, carente de paz social; la sociedad se haya traumatizada en estos momentos, por miedo al cambio, y el cambio es un elemento más que forma parte de la vida. Por otra parte, no nos cabe ninguna duda, que el liberalismo ha provocado la anarquía y el desorden social, que naturalmente a quien beneficia es al poderoso, al rico, a las grandes estructuras de poder, a los cuales le interesa sobremanera el desorden y la anarquía. Si no sabes cual o cuales son tus objetivos vitales, caerás dominado y tiranizado por mil reglamentos, normativas y burocracias diversas, ya que detrás de toda burocracia se esconde el tirano.

Según Francis Fukuyama el liberalismo “no precisa de generales, ni de estadistas, lo que se quiere como ideal es la actividad económica.” De esta forma Francis Fukuyama nos desvela la anarquía que subyace en el liberalismo, el cual conforma una estructura de pensamiento donde prevalece toda desestructuración rayana en el desorden y el caos. El ejercito es necesario para defendernos de posibles enemigos y los estadistas son también necesarios para solucionar los problemas de la ciudadanía. Su máximo ideal es la actividad económica como único contravalor social; la política carece de sentido, y la moral desaparece en aras a una sociedad totalmente corrompida. De esta manera se legitima la selva económica (el todo vale) (mercado). Rompiendo cualquier atisbo de idea. Es el discurso del tirano.

El individuo como prototipo conceptual siempre ha sido un producto de la burguesía, su máximo ideal es la maximación de la compra y la venta, es decir, el consumo más exacerbado, un estilo de vida, que se configura como “el hombre de supermercado” destruyendo totalmente otros principios y valores que no sean el consumismo y el economicismo. Tiene este una personalidad desestructurada, tendente a cubrir aquellas necesidades artificiales que le son promovidos por la superestructura macroeconomica, sin filtros y anuladores de toda voluntad (Publicidad). Hacen y dicen lo que la publicidad o el Marketing les dicen, y así mismo realizan aquellos mismos actos que nuestros amos nos dicen que hagamos, somos autómatas, robots, hombres de cemento y hierro, faltos de moral y ética. Faltos de un modelo de pensamiento discursivo. En definitiva, hemos de construir una nueva superestructuración que destruya al individuo y este sea sustituido por la PERSONA, como núcleo central de toda arquitectura política, social, y económica.

BIBLIOGRAFIA. RECOMENDAMOS.

1. EL FIN DE LA HISTORIA. Francis Fukuyama. Este artículo fue publicado originalmente en la revista The National Interest (Verano 1988).

2. Nota: Francis Fukuyama. Ex-analista de la Corporación Rnad. Subdirector de Planificación Política del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

3. Kojève. Introdución a la lectura de Hegel (Paris). Ediciones Gallimard. 1947.

LIBRO QUE RECOMENDAMOS

Una breve historia del Siglo XX. Los momentos decisivos. Editorial Espasa, S. A. carretera de Irún, Km 1200-28049. Madrid. Javier Tusell.