martes, 25 de abril de 2017

EL PARADIGMA DEL COOPERATIVISMO

Por Richard Pacard 
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Un nuevo escenario se abre subrepticiamente ante nosotros, por un lado se nos muestra contradictorio y lleno de retos, de amenazas, pero también de grandes avances en lo social y en lo político. Asistimos paradójicamente a un mundo en continua mutación y cambio, donde los avances van al unísono con los retrocesos, y ante este panorama nos alienta el desconcierto y el miedo. Un mundo convulso, el cual no se sabe qué dirección va a tomar. 
Nos hallamos totalmente perplejos y confusos ante situaciones diversas que se nos ofrecen como grandes fuerzas centrifugas, de muy difícil descernimiento a nivel individual, laten en nuestro suelo patrio fuerzas históricas, que han estallado con toda su virulencia, me refiero claro está, al nacionalismo secesionista, la crisis estructural del capitalismo, y el grave problema del resquebrajamiento de la identidad nacional. Asistimos perplejos y atónitos al derrumbe del edificio capitalista, lo cual parece imparable. Por otro lado, emergen al mismo tiempo focos de resistencia izquierdista que van perfilando lo que puede llegar a ser un nuevo orden, un nuevo paradigma. 
En el centro de toda esta coyuntura aparece de nuevo la idea fuerza del Cooperativismo, que deberá levantarse como un espacio trasformador y subyugador de una nueva sociedad, formada en los valores humanistas del progresismo avanzado, que no influirá solamente en lo económico, sino en todo aquel ámbito de integración individual; tanto como transformar a la sociedad, es tan importante la transformación del individuo mismo, un individuo comprometido con lo colectivo y lo comunitario, para evolucionar del individuo a la persona, acabar con el individualismo como marca del actual sistema de cosas, y transformarlo en un ser tolerante, pacifista, libre y responsable. En lo económico hemos de asistir al establecimiento de la participación de los beneficios, y derogar el salario de subsistencia que nos concedían los plutócratas. También hemos de garantizar una renta mínima para aquellos que carezcan de recursos, pero sin contraprestaciones o limitaciones que les obliguen a hacer cursos y no sirvan en la realidad, nada más que para engrosar las arcas de aquellos que viven a cuenta de la miseria. El estudio y la formación han de ser opcionales y en ningún caso obligado. 
El cooperativismo ha de enarbolar la bandera de un nuevo orden económico, que tenga su proyección en un cuadro moral, frente al viejo contravalor del capitalismo: La Competencia. Se ha de levantar el cooperativismo en todo ámbito comunitario, y restablecer las relaciones interindividuales para romper el eje desvertebrador de la fragmentación social. Hemos de invertir y anular los programas y las practicas neoliberales, además de sustituir el poder omnímodo de las estructuras privadas; reducir su influencia política e ir implementando nuevas áreas públicas.  Hemos de romper y reducir a escombros toda normativa jurídica burguesa, aniquilar por completo el orden capitalista, enterrarlo para siempre. Que descanse bajo los restos de los millones de víctimas, que han sido objeto de la avaricia, la codicia, la usura, y de las miles de familias que lo han perdido todo, por medio del acoso judicial, de la plutocracia imperante, y de un Estado que se ha erigido en defensor de los ricos, frente a los más débiles y necesitados de la sociedad. 

CONSULTA BIBLIOGRAFICA: 
Sobre el cooperativismo entendido como apuesta social transformadora- un apunte constructivo. Mikel Angulo Tarancón. Julio de 2016. Rebelión. 
Archivo Privado de Robert Pacard: Benposta reúne a representantes de todas sus comunidades por el 40ª aniversario. Orense /Y.G./ 


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