Por Richard Pacard
En una encuesta realizada el 28 de Noviembre por Talent Mobility el 64%
de los españoles, estarían dispuestos a abandonar el país para encontrar
empleos y nuevas oportunidades. Por su parte, Infoempleo, lo presenta como un
triunfo de su organización, pues según el director general Francisco Muñoz,
asegura que la ventaja de Infoempleo es que proporciona una ventana para
empresas, que necesitan encontrar talentos en cualquier parte del mundo. Es lo
que se ha dado en llamar “movilidad geográfica”, y además se enorgullece de
pertenecer a la Alianza Internacional de Webs de trabajo The Networt. Si
analizamos detenidamente todo lo que está ocurriendo en Europa y en España en
particular, en el ámbito laboral, nos atrevemos a preguntar si la tan
consagrada conquista de la movilidad geográfica es una ventaja o una
desventaja, y para quien es una ventaja o lo contrario.
Mi tesis es que la presente movilidad geográfica es una desventaja para
los trabajadores, y representa una victoria del capitalismo internacional. Los
españoles, concretamente ese 64% antes mencionado, no se van porque sean más
talentosos que los alemanes, los ingleses, o los norteamericanos, se nos van
porque perciben que la presente crisis los ha empobrecido de tal manera que es
imposible su recuperación o su inclusión en su país de origen, por que intuyen
que nunca podrán volver a tener un empleo, por que perciben de forma clara que
en su país ya no hay futuro. Ya que España se haya bloqueada empresarialmente
hablando. El empresario español no emplea y si lo hace, lo realiza en
condiciones laborales precarias y llegando incluso a la esclavitud. Se van de
España porque en Alemania o en Francia o incluso en Gran Bretaña les ofrecen
las grandes oportunidades que aquí se les niega: un salario digno con becas
para su formación profesional muy suculentas, porque saben que cuando se salga
de la crisis, España saldrá peor de lo que entro, ya que se han ejercido desde
el Estado recortes en sanidad, educación, en prestaciones sociales, congelación
de salarios y pensiones, etc. En definitiva un país arruinado, estancado, sin futuro,
ni recuperaciones quiméricas. No nos han robado solamente nuestro dinero, la
corrupción es consustancial con el poder. Nos han robado algo mucho mejor, nos
han robado el futuro. Y eso como pueblo, como sociedad no lo deberíamos de
permitir.
Por otro lado, la movilidad geográfica, favorece el desarraigo, el
aislamiento y el cuarteamiento de la unidad familiar, con esto se favorece la
creación de un trabajador más adaptable a las exigencias y a las reglas del
mercado, que no son más que las leyes de las grandes corporaciones
macroeconómicas y las grandes estructuras oligárquicas. El aislamiento, el
desarraigo y el éxodo hacia otros países es el reconocimiento tangible del
fracaso de la capacidad de la sociedad civil para articular un movimiento de protesta,
que vaya encaminado al derribo sistemático del sistema macroeconómico y
opresor, que tiene como objetivo: el enriquecimiento de una oligarquía
establecida sobre una superestructura, que tiene sus raíces y sus base en la
voluntad política de apoyo y cobertura a todo el entramado empresarial,
financiero, y especulativo.
Al margen de que los trabajadores decidan irse a otros países, bien sea
con contratos fijos o temporales, aunque –eso sí con un mínimo de un año- de
duración, e independientemente de todo esto, esta crisis perjudica a todos los
trabajadores de Europa y de España por igual, porque propone un futuro
incierto, y la incertidumbre sobre el porvenir consigue el adocenamiento y la
domesticación del rebaño, el miedo funciona como disolvente de protestas y
rebeliones, es la herramienta que utiliza siempre el poder establecido para
convertir las personas en individuos y a estos en pura mercancía.
El desempleo se instaura en grandes sectores
de la economía como un mal perenne de mala solución, por otro lado, se ve cada
día más claro la imposibilidad de insertarse en el panorama laboral, al menos
en unas condiciones dignas, y a un nivel de vida inferior a antes de la crisis,
que se verá ostensiblemente inferior, a antes de que esta se produjera, con grandes
recortes en derechos laborales y sociales. La situación se parece mucho a la
época de la gran depresión de 1929 y sus consecuencias inevitables: la guerra
civil en España en1936, de triste recuerdo, y la segunda guerra mundial en 1939
hasta 1945, que asolo toda Europa y que fueron las grandes secuelas de esa gran
crisis. Nosotros ahora nos hallamos ante una disyuntiva: o seguir los mandatos
de Bruxelas y de Alemania o Francia o plantear de forma urgente el derrumbe del
capitalismo que nos tiraniza a la inmensa mayoría del continente.
Domingo, 27 de Marzo de 2016
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