DEMOGRACIA
Por
REI
“¿Cómo
pillar una esfera de metal de un metro de diámetro con unas pinzas
de depilar?”
Parece
ser que el sistema de participación representativa o indirecta lo
tiene claro.
La
esfera sería el pueblo, que mantiene una forma estructural basada en
su propio movimiento. Al igual que los cantos rodados de un río, las
imperfecciones o aristas de las rocas, se van moldeando con el tiempo
para asentarse en el lecho, sin oponer resistencia a las corrientes
venideras. La tendencia del mundo tal y como lo conocemos, es a no
oponer resistencia a las fuerzas que se ejercen sobre los cuerpos,
tanto celestes como terrenales. De esta manera, el universo se
compone de “elementos” redondos, en su gran mayoría. La
aerodinámica es la consagración de todo movimiento, que a su vez es
parte de la vida. No hay vida sin movimiento.
Las
sociedades actuales tienen diferentes formas, pero todas ellas
comparten un elemento común, que es una estructura que les confiere
la posibilidad de avanzar en el tiempo, de una manera armónica y
reduciendo los rozamientos a la mínima expresión.
El
poder del pueblo de dirigir sus propios movimientos, se le conoce
como democracia directa o pura, sin necesidad de representantes. La
gran esfera dirige su trayectoria de manera participativa y continua
en la toma de decisiones, para fluir por un cauce en el que todas las
partes de la esfera no encuentren oposición a sus vidas.
La
manera de desvincular al pueblo de estas decisiones surge con lo que
se conoce como democracia indirecta o representativa, en la cual se
eligen unos representantes que en la teoría dirigirán la gran bola
de manera conveniente para ella. Pero la única decisión que toma el
pueblo de manera directa, es la elección de estos líderes populares
cada cierto tiempo. El objeto de este sistema es delegar la
responsabilidad de un pueblo, a tomar sus propias decisiones, tanto
en cuanto sus representantes dirigen la bola a su antojo y beneficio.
Como los líderes saben en su fuero interno que el poder siempre lo
tendrá el pueblo, utilizan las pilas de depilar a modo de palanca
correctora, para condicionar la órbita del mismo. A esto se le
conoce como la ley, que viene a ser como regla o norma, un factor
constante e invariable de las cosas. Es decir, que las leyes físicas
del universo, mantienen siempre su constante e invariabilidad. Las
piedras según la ley de la gravedad siempre caen para abajo.
Curiosamente las leyes humanas no es que lleven ahí desde el
principio de los tiempos, y alguien le haya dado nombre y
explicación. A veces la piedra cae hacía arriba, otras muchas para
el lado, y casi siempre nunca para abajo que sería lo natural.
La
justicia se ve representada por una balanza, es la que marca el
equilibrio entre dos partes, y esta es la realmente verdadera y de
obligado cumplimiento. Cuando esto ocurre, las sociedades mantienen
su salud e integridad.
Cuando
los representantes dictan leyes, sólo es para mantener su poder de
guía de las esferas que dominan, y esta falta de responsabilidad del
populacho, es la que deriva en sociedades oprimidas y carentes de
libertad. Estas leyes son causantes de conflictos entre las
diferentes partes de una sociedad, y mientras estas rivalizan
defendiendo sus intereses, sus representantes siguen formulando
nuevas normas que generen nuevos conflictos. La presión de las
pinzas sobre la esfera, hace que esta se raye allá por donde se
tocan, y surjan daños colaterales de difícil regeneración.
Personas que en su vida diaria se vean atenazadas por un devenir
feliz y complaciente, de un mundo que cada vez ejerce presión sobre
las capas más externas de la sociedad, que son las que se exponen
más a estas fricciones. Las partes internas de la gran bola se ven
menos afectadas, ya que están protegidas por las que sufren el
movimiento de sus partes de manera directa. Son las más expuestas a
los condicionantes externos impuestos por esas leyes humanas.
¡Que
forma tan sencilla tiene el diablo de controlar las almas de tantos
seres humanos, con una simple palabra y un par de privilegios
terrenales para sus esclavos!
El
pescador realiza sus tareas en los caladeros de manera sostenible
para garantizar su vida, y la de los suyos, hasta que unas leyes
económicas esquilman a los mismos y matan también la forma de vida
de tantos hombres; estos se ven obligados a su autodestrucción.
Preguntémonos pues, ¿quién toma la responsabilidad de asumir unas
normas, que tienden a la degeneración de nuestro propio mundo? ¿Será
el pescador doblegado a acatar un sistema de participación indirecta
a través de sus representantes? ¿o serán estos líderes consumidos
por su propio beneficio terrenal, y sirvientes del mismísimo
Lucifer?
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