martes, 30 de octubre de 2018

EL DECLIVE DE LA EUROPA CONTEMPORÁNEA


EL DECLIVE DE LA EUROPA CONTEMPORANEA

Por

RICHARD PACARD


A lo largo y ancho de la Europa contemporánea recorre entre sus pueblos un gran escepticismo hacia aquel sueño que una vez hemos tenido en la posibilidad de una gran nación, fue el sueño de lo que se nos vendió como los Estados Unidos de Europa, el sueño de ser el ejemplo para el resto del mundo, del lugar donde la democracia había triunfado en toda su amplitud, donde reinaría la tolerancia, la defensa de las libertades, el respeto al extranjero, la protección de las minorías y el rechazo al autoritarismo y la xenofobia. Pero pasaron muchas cosas en el transcurso de ese tiempo, tiempo de una esperanza truncada pero siempre renovada; dos hitos fundamentales conforman la realidad: el primero de ellos es la caída del muro de Berlin y con ello la Unión Soviética, el cual se había conformado como muro de contención contra la bestia del capitalismo, de ahí el surgimiento de todos nuestros derechos como una concesión del capitalismo ante la amenaza que representaba la Unión Soviética, el porto estandarte de la izquierda había desaparecido y dejado las puertas abiertas a todo tipo de tiranía. El segundo hito fundamental es el ataque del mundo musulmán a las torres gemelas de Nueva York el 11 de Septiembre de 2001. A partir de esos hechos históricos el capitalismo se ve triunfante y vencedor, pero lo que al principio vimos como un sueño prometedor de grandes esperanzas, se convirtió en una pesadilla de la cual aún no hemos despertado. No hay más que leer los dos sendos artículos de Pipa Norris y Jhon Gray, publicados en el País, el domingo, 9 de septiembre de 2018, para entender lo que esta sucediendo en el Reino Unido, y se comprenderá mejor el nuevo paradigma de Europa. El discurso Fascista se va extendiendo complementado con un mercado y una oligarquía, donde los pueblos ya no tienen en lo económico capacidad de decisión, los valores constitucionales están siendo arrinconados ante el poder absoluto del corporativismo multinacional. La única ideología imperante en la actualidad es el corporativismo y el monetarismo, los cuales arrinconan a la democracia. No me extraña que Cataluña se quiera ir de España. Aún así Cataluña se equivoca en irse de España, así como esta se equivoca en seguir en la Unión Europea. ¿Que nos puede aportar Europa como proyecto en común? Desde luego nada ilusionante, si no más antidemocracia, más intolerancia, menos derechos y más autoritarismo y xenofobia. A esto todo se le añade que la gran mentira del sistema pone al descubierto toda la basura que se halla por debajo de las cloacas. La crisis estructural del capitalismo, es al mismo tiempo desestructural -promovida todo ello por la misma oligarquía-. Desestructural para conseguir su única meta: promover políticas de austeridad, de recortes en derechos fundamentales, moldear a los pueblos europeos de modo y manera, que se consiguiera lo mismo que si hubiera una guerra, pero sin los desastres que acarrearía un conflicto bélico, que pudiera destruir el mismo capitalismo. De ese modo implantar una dictadura tecnocrática, para conquistar el poder totalitario.

Una de las consecuencias del declive de Europa es que la presente crisis a puesto de manifiesto las grandes mentiras y los compadreos entre la oligarquía y una clase política rendida a sus pies. De ahí que las viejas etiquetas entre izquierda y derecha vayan desapareciendo y se instituye una revolución transversal, en donde los pobres se niegan a tomar parte en una burocracia y en unos parches que (Bono social y demás ayudas para contrarrestar los precios de la luz) son la antesala de la tiranía. No. Los pobres ya no se creen nada que les ofrezca la clase política, acobardada ante las élites, no creen en Europa, no creen que sean dichas ideologías las que los representen. Europa es un nido de eurocratas, que solo miran por sus intereses, parapetados en el mercado, en sus cuantiosos negocios, en el robo y el fraude, que han dado origen a sus fortunas. La primera medida a implementar sería la revisión a nivel europeo de todas sus fortunas, pero para todo eso se necesitaría una nueva legislación, puesto que la macroeconomía es el enemigo frontal contra toda la sociedad civil. Hay una legislación para los ricos y otra para los pobres. Y ya sabemos quien lleva la mejor parte del pastel. ¿No son motivos suficientes para separarnos de Europa? ¿Que nos puede ofrecer Europa si no una vida dependiente e insulsa del mercado, y esclavizados por la próxima factura, recibo o desahucio? No se puede vivir día a día a golpe de facturas, recibos, desahucios, más facturas, más recibos y más desahucios. Ese es el único horizonte que nos oferta Europa.

Por otro lado, el Fascismo resurge de sus cenizas por todo el continente, la extrema derecha avanza en países como Polonia, Hungría, Italia, Alemania y así podríamos seguir; el caldo de cultivo de estos grupos o partidos es el vacío de proyecto y la incertidumbre de futuro en todos los aspectos y ámbitos de la vida. Cada día somos más dependientes de burocracias y de una ideología tecnocrática que no concibe el progreso tecnológico como instrumento para hacer más fácil la vida, si no al contrario, que sirva de herramienta para endeudar al ciudadano/consumidor, dependiente siempre de una patología enfermiza por el consumo permanente; el perfil del consumidor europeo es el individuo al cual podríamos denominar como “hombre de supermercado”, ya que dicha patología le impele a consumir y a tirar lo consumido para comprar el último objeto que el mercado le dicta desde grandes campañas publicitarias, donde la mentira se institucionaliza para alterar nuestra conciencia, ¿Que es la publicidad constante en televisiones y radios o demás medios, si no un lavado de cerebro? Una mentira repetida muchas veces pasa por una gran verdad. Esto lo saben los psicólogos, los vendedores, las corporaciones multinacionales y todo el conglomerado levantado en torno al único dios al que la posmodernidad rinde pleitesía: el mercado. Esto todo y algunas cosas más es lo que representa Europa. Europa representa lo peor del ser humano e instrumentándolo bien el consumidor se convierte en un esclavo dócil, de ahí que los viejos y siempre nuevos fantasmas del pasado resurgen, como puede ser el avance inexorable del Fascismo. Toda estructura de poder -y Europa lo es- siempre se ha basado en el miedo y en la mentira. De ahí que le interese crear las condiciones apropiadas para establecer la incertidumbre a nivel social, político y económico, de esa forma somos todos más dependientes del poder, de cualquier clase de poder, bien sea público o privado. Y esa es la única verdad inexorable que tenemos que tener en cuenta. Por que si comprendemos todo esto y alcanzamos el conocimiento del contexto, esto puede ser el principio de la solución. Reino Unido nos muestra el camino. Esta gran nación se nos manifiesta como la vanguardia del país que ha comprendido desde el principio, que Europa era una gran mentira y un regalo envenenado. Nadie dijo que fuera fácil, pero es lo que España y otros países deberíamos estar haciendo.

Mientras tanto, nuestros liberales y oligarquías se creen impunes ante el avance de la historia, al juicio inapelable de la misma, ignorando que una página de la historia acaba de darse la vuelta, y otra se abre ante nuestra vista completamente en blanco. El futuro lo escribirá el “Yo” Colectivo; el individualismo y su principal promotor el liberalismo, antiguallas del pasado, habrán desaparecido de la tierra, el capitalismo, a pesar de su poder y de su resistencia, habrá caído igual que la antigua Babilonia. Europa habrá sucumbido ante los vientos que impulsan la marea. Y sera entonces, solo entonces, cuando los pobres, los justos y los limpios de corazón, heredaran la tierra.

BIBLIOGRAFIA: RECOMENDAMOS.

  1. La guerra cultural del Brexit. Por Pippa Norris. Es catedrática en el Kennedy School de la Universidad de Harvard y directora y fundadora del Electoral integrity Pojec. Traducción: María Luisa Rodríguez Tapia. El País, domingo 9 de septiembre de 2018. Páginas 2-3.
  2. Más UE es más nacionalismo. Por Jhon Gray. Es catedrático emérito de Pensamiento Europeo en la London School of economics. Traducción: María Luisa Rodríguez Tapia. El País, domingo 9 de septiembre de 2018. Página 4.

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