martes, 28 de agosto de 2018

TIEMPOS DIFICILES


TIEMPOS DIFÍCILES
Por
RICHARD PACARD

No me cabe ninguna duda -y creo que en esto coincido con mucha gente- que estamos inmersos en una gran tribulación de carácter mundial. Son tiempos difíciles de manejar, tiempos de cambio, tiempos de una gran conflictividad social; el sistema en el cual vivimos no tiene la confianza de antaño, la gente ya ha descubierto la gran mentira en la que se basa toda la arquitectura política y social. Todo es cuestionable. Todo se pone en duda. La clase política y la oligarquía financiera han sido descubiertos en sus alianzas y acuerdos para repartirse el pastel, dejando excluidos a la sociedad civil. Ahora somos conscientes de que ellos son los planÍficadores de nuestro empobrecimiento. De nuestra debilidad. De ahí su pretensión de flexibilización del mercado laboral, en un intento de quebrantar la salud de la sociedad. Una sociedad fragmentada e inorgánica, donde ya no existen trabajos o empleos duraderos, ya que su futuro laboral no pasa más allá de 6 meses, provocando una gran incertidumbre, consiguen dominar a la clase trabajadora, empobrecerla y que sea siempre dependiente de las condiciones precarias que el empresariado impone. Es la esclavitud del siglo XXI. ¿Que hace nuestra clase política ante semejante desafuero?. Nada. O dicho de otra forma, no existe voluntad política de crear las condiciones adecuadas para la integración laboral, dejando el libre albedrío a las empresas, para que puedan campar a sus anchas y dominar a la clase trabajadora, de ahí que puedan excluir a los trabajadores mayores de 50 años o menos, sin que ni sindicatos, ni políticos, se les ocurra pensar que tal decisión unilateral es anticonstitucional. Pero ello seria situarse en contra del sistema capitalista.

En este contexto creo que deberíamos incidir en la lucha colectiva como núcleo duro de los cambios estructurales, es el colectivo el que debe manifestar su descontento con la situación general. Es el pueblo como actor principal el que debe manifestar su descontento con la perdida y el quebrantamiento de sus derechos, el que debe marcar el rumbo del progreso, no apoyar de ninguna forma a los que defienden o colaboran con el empobrecimiento y la exclusión social.

Bridget Anderson en su artículo “Estado del bienestar y renta básica universal” dice en su entrevista “Puedes tener un trabajador recogiendo patatas por un euro al lado de otro que en cambio esta encantado porque esto le supone una pequeña salida. Cuando la gente, con toda su buena intención humanitaria, dice “debemos eliminar estos trabajos”, no tienen en cuenta que lo que hacen es sacar estas pequeñas oportunidades”. Es cierto, anularíamos esas pequeñas oportunidades, pero ello no quiere decir que dicho trabajo no sea precario, ni que este, no solo rozando sino que es en si mismo un sistema esclavista. En la antigua Roma y en la misma Grecia solía haber esclavos encantados por su situación, ya que algunos amos eran bondadosos con ellos, pero ello no obvia que fueran esclavos. El hecho de que halla trabajadores que les guste su empleo, ya que esto le procura una pequeña salida y se conforme con su suerte, no anula en sí misma las condiciones draconianas en las que desarrolla su labor. Si queremos combatir esa nueva y vieja forma de esclavitud, ha de ser a través de una política de regulación del mercado, que el empresariado entienda que en el mercado “no todo vale” y que la contratación del trabajador a de ser conforme a esa nueva regulación. De esto se deduce que se tendría que llevar a cabo una política intervencionista para limitar el poder y el abuso de las empresas, frente al trabajador indefenso.

Cuando el gobierno de España declara sin ambages y sin ninguna vergüenza, que España esta saliendo de la crisis, habría que preguntarnos: ¿Quienes se han beneficiado de la presente crisis y por lo mismo quien esta creciendo? Desde luego la clase media no, ya que muchos han sido los recortes que les han alcanzado. ¿Y que decir de los pobres y excluidos sociales? Me niego a decir “en riesgo de pobreza” como afirma el sistema, simplemente son pobres y excluidos sociales. La sociedad se ha ido empobreciendo en los años de crisis estructural; asi pues mucha gente no es capaz de hacer frente a las necesidades básicas como: la bolsa alimentaria, el copago farmacéutico, el recibo de alquiler, comunidad de vecinos y derramas, actividades extraescolares, libros de texto, educación cultural, etc. Este y no otro es el proyecto europeo; una crisis estructural provocada por las élites financieras y políticas, en aras a acabar con el Estado del Bienestar y por el camino con la misma democracia. Es el fascismo que nuevamente reaparece con fuerza y poder, representado en la oligarquía y en el proyecto europeo, de ahí sus políticas de austeridad y sus programas neoliberales de destrucción del tejido de ayudas a los más débiles.

Por otro lado, el Estado del Bienestar se halla estructurado de forma y manera que lo constituyen subsidios, ayudas y rentas condicionadas, con carácter controlador del usuario. Los reglamentos y la burocracia, han sido creados para controlar a una masa de usuarios excluidos socialmente, en pobreza permanente y vitalicia, ya que dicha gente bien organizada podría acabar con el sistema. Entre otras condiciones para tener derecho a disfrutar de estas ayudas o rentas, el usuario esta obligado a participar en los cursos de formación, ya sean de una u otra institución, (municipal, autonómico o central). Todo este entramado burocrático esconde una realidad, el fracaso del sistema para la “inclusión” o la “integración” y tal como se halla estructurado, organizado el mercado, es imposible su integración. Es el mercado el que decide, en un momento concreto, las condiciones por las que se rigen las leyes de oferta y demanda, en donde los más débiles de la sociedad, (pobres y excluidos sociales) no son admitidos. Y si lo son, lo son bajo unas condiciones pauperrimas. El pobre o el excluido social -que para mi son sinónimos- no tienen nada que hacer frente a un sistema laboral donde prima la competencia, como contravalor capitalista, violando en todo momento los derechos humanos. A parte de esto, es como si el mismo sistema reconociera “in situ” su incapacidad para evitar el desempleo crónico y la pobreza permanente; son -sin temor a equivocarnos- síntomas de la dejadez de las instituciones y del estado, que han olvidado su obligación, para las cuales han sido creados, para protegernos de los avatares de la vida y mantener a la sociedad libre de posibles amenazas y tiranías.

No estoy proponiendo con lo que he dicho hasta ahora, la privatización del Estado del Bienestar, pues en mi opinión, este ha constituido una de las grandes conquistas sociales contra la pobreza, además de una defensa en favor de los más desfavorecidos. Y mucho menos su abolición. Hoy se ha convertido -a pesar de sus errores y fracasos- en una de las instituciones claves para la consecución de una democracia avanzada y progresista. Pero hemos de reconocer que se puede mejorar, ya que se halla mediatizada por intereses oligárquicos (los grandes intereses macroeconómicos). Una gran conquista podría ser la institucionalización de la Renta Básica Universal e incondicional, con una reforma integral del Estado del Bienestar. Así mismo, es necesario que siga siendo un espacio público donde nos podamos reconocer, donde la pobreza no represente una tragedia vital, llena de incertidumbre y angustia. Si consiguen este objetivo, abriríamos las puertas a una mutación sin precedentes en la historia universal.

Como hemos afirmado al principio de este texto, el mundo esta pasando por tiempos difíciles de manejar; -sin embargo- no nos cabe ninguna duda que tal situación, llena de angustia y de incertidumbre, nos propone en los próximos diez años la desaparición de muchos empleos innecesarios tras la automatización y robotización de muchas grandes empresas, ello implica muchas amenazas a corto plazo, de muchas transformaciones en el estilo de vida actual. Después de 20 años nada sera como antes. Habrá una gran muchedumbre de desempleados crónicos, por ello, sera más necesaria la Renta Básica Universal sin Condiciones y un Estado del Bienestar, que afronte los retos y las amenazas de un futuro incierto, de ahí que sea necesario una reforma integral de esta institución, si no quieren las élites que este servida una Revolución Mundial. Esto provocara una gran evolución en la historia de la humanidad; su contenido social y político, así como económico, serán transformados y se impondrán otros contenidos, de formas y de estructuras, el mismo pensamiento humano sera transmutado a nivel social e individual. Las presentes estructuras caerán y otras ocuparan su lugar. Estamos viviendo el final del capitalismo, el cual se ira disolviendo en el devenir del siglo XXI. En realidad el presente contexto es una época de transición de una civilización que fenece y otra que se halla implementándose, lentamente pero con paso seguro, se impondrá un nuevo discurso en en el transcurso de este siglo. Un nuevo discurso antropológico y una concepción nueva del hombre.

BIBLIOGRAFIA: RECOMENDAMOS:

1. Estado del Bienestar y Renta Básica Universal. Entrevista con Bridget Anderson. Autora: Bridget Anderson. Profesora de migración y ciudadanía e investigadora. Directora del Centro sobre Migración y Sociedad. Universidad de Oxford.

2. Reino Unido: Diez millones de empleos pueden desaparecer en 15 años. Nadie sabe lo que sucederá después. Autor: John Harris.

3. Empobrecerse: El único derecho garantizado. Autor: Rafael Borrás Enseenyat.






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