LA
PARADOJA DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO
POR
RICHARD
PACARD
Según
Francis Fukuyama en el paradigma actual, se esta produciendo o se ha
producido ya, el agotamiento y la muerte de las ideologías, lo cual
sería como testimoniar que ha sucumbido la misma “idea” que
confluye en el agotamiento del pensamiento del hombre mismo. Aunque
en el Fin de la Historia se entra en muchas contradicciones, que es
como si el autor tuviera más de un criterio, más sin embargo, es
consciente de su error, o como si tuviera y sostuviera las dos ideas
al mismo tiempo, ello es posible bajo los parametros de la psicologia
moderna, y la filosofia, rompiendo la argumenación lineal de un
texto, más esto no desmerece de ninguna manera la obra. Mientras
exista la “idea” nunca dejara de existir la Historia, de hecho el
triunfo de la Coalición de Gobierno Progresista en España
(PSOE-UNIDAS PODEMOS) lo cual represena una esperanza de liberación
de la clase más vulnerable de la población; rompiendo de esta
manera la teoría del Fin de la Historia, ya que si esto fuese real y
cierto, no habría ni Podemos, ni el gobierno progresista, ni esto no
hubiera visto la luz, pues de ser de esta forma la historia no sería
dinámica, solo basada en el determinismo social y político, y esto
no es posible, no puede ser. Según ello el pensamiento o criterio de
Francis Fukuyama, declara que el liberalismo, representa la última
forma de sistema y el triunfo de la democracia liberal Occidental,
como la única forma de gobierno humano sin más evolución, declara
así mismo que este es incompleto en el mundo real de todo lo
material.
El
liberalismo siempre ha representado en el mundo real todo lo
material, todo economicismo, y construido un arquetipo de individuo
que ha suplantado su interés por lo público, por lo político,
porque él le debería de interesar lo que se debate en los
parlamentos y en los partidos. El liberalismo contemporáneo ha
agotado su discurso y al mismo tiempo su ideario; construyendo una
sociedad basada en el individualismo; el debilitamiento actual del
liberalismo contrasta con una sociedad también debilitada, bajo los
parámetros liberales del egoísmo, lo antisocial, la indiferencia
social, la pasividad frente a la suerte del individuo en la selva del
mercado, ya que se basa en el egoísmo como contravalor fundamental,
todos estos contravalores no ha derivado en más felicidad, ni en más
plenitud individual, sino en más frustración e incertidumbre ante
un presente burocratizado y un futuro lleno de temor. El liberalismo
se ha convertido, a través de la burocratización de la
administración pública, en un tirano.
Con
la teoría del Fin de la Historia, haciendo del liberalismo la última
forma de sistema y a la democracia liberal como forma de gobierno,
nos hace entrever el fin de la “idea” y de la cultura misma,
observando un individuo como algo incapaz de evolucionar. Francis
Fukuyama se equivoca, en torno a las ideas del Fin de la Historia, lo
que el autor ha descubierto -aunque con muchos matices- no es el Fin
de la Historia, como ha afirmado, si no el fin de la civilización y
la instauración de otra que ya se ve cercana. Y para ello son
necesarios los elementos de conciencia y mutación. Para llegar a
todo esto hizo falta un proceso de evolución que terminara o
concluirá a lo largo del siglo XXI, que sera cuando la nueva
civilización se habrá impuesto. Esta se materializara en una
sociedad, donde prevalezcan los valores: de Justicia, Honor y Verdad,
conformando una estructura ética y moral, donde haya desaparecido el
concepto de individuo, para dar un paso más en la evolución hacia
la PERSONA, porque el primer aldabonazo que daremos hacía una nueva
forma de evolución o de civilización que sea más justa, sera la
desaparición del mundo liberal, frente a aún mundo más colectivo,
y con un gobierno de coalición progresista se estará abriendo la
puerta hacia el mejoramiento del ser humano como tal.
Según
Francis Fukuyama “la historia culminara en un momento absoluto, en
el que triunfara la forma definitiva, racional, de la sociedad y el
Estado”. No existen momentos absolutos, lo que si existe es un
largo proceso de evolución histórica, y nada en esta vida es
definitivo, todo acaba cayendo, todo lo que sea mortal, -y el
liberalismo como todos los regímenes o sistemas- están construidos
por mortales, acaban desapareciendo y se impone otro, más acorde con
las circunstancias históricas. El liberalismo nunca fue racional, ni
sera definitivo, ni nunca ha sido perfecto, fue el más irracional de
los sistemas, y el más irracional de estructuración de una sociedad
llena de frustración e infelicidad. Y desde luego, nada de
definitivo. En la vida como en todo hay blanco y negro, pero entre
uno y otro elemento se haya el gris, ofreciendo y materializandose en
distintos matices y grados, por ello es imposible lo absoluto, en
esta perceptividad, observando estos elementos, surge un proceso
evolutivo, ya que la historia es dinámica, progresiva y nunca
concluirá en un final mientras exista el hombre. La verdad es que
este sistema es una estructura social, política y económica, el
cual se haya siempre debilitado, siempre en conflicto, carente de paz
social; la sociedad se haya traumatizada en estos momentos, por miedo
al cambio, y el cambio es un elemento más que forma parte de la
vida. Por otra parte, no nos cabe ninguna duda, que el liberalismo ha
provocado la anarquía y el desorden social, que naturalmente a quien
beneficia es al poderoso, al rico, a las grandes estructuras de
poder, a los cuales le interesa sobremanera el desorden y la
anarquía. Si no sabes cual o cuales son tus objetivos vitales,
caerás dominado y tiranizado por mil reglamentos, normativas y
burocracias diversas, ya que detrás de toda burocracia se esconde el
tirano.
Según
Francis Fukuyama el liberalismo “no precisa de generales, ni de
estadistas, lo que se quiere como ideal es la actividad económica.”
De esta forma Francis Fukuyama nos desvela la anarquía que subyace
en el liberalismo, el cual conforma una estructura de pensamiento
donde prevalece toda desestructuración rayana en el desorden y el
caos. El ejercito es necesario para defendernos de posibles enemigos
y los estadistas son también necesarios para solucionar los
problemas de la ciudadanía. Su máximo ideal es la actividad
económica como único contravalor social; la política carece de
sentido, y la moral desaparece en aras a una sociedad totalmente
corrompida. De esta manera se legitima la selva económica (el todo
vale) (mercado). Rompiendo cualquier atisbo de idea. Es el discurso
del tirano.
El
individuo como prototipo conceptual siempre ha sido un producto de la
burguesía, su máximo ideal es la maximación de la compra y la
venta, es decir, el consumo más exacerbado, un estilo de vida, que
se configura como “el hombre de supermercado” destruyendo
totalmente otros principios y valores que no sean el consumismo y el
economicismo. Tiene este una personalidad desestructurada, tendente a
cubrir aquellas necesidades artificiales que le son promovidos por la
superestructura macroeconomica, sin filtros y anuladores de toda
voluntad (Publicidad). Hacen y dicen lo que la publicidad o el
Marketing les dicen, y así mismo realizan aquellos mismos actos que
nuestros amos nos dicen que hagamos, somos autómatas, robots,
hombres de cemento y hierro, faltos de moral y ética. Faltos de un
modelo de pensamiento discursivo. En definitiva, hemos de construir
una nueva superestructuración que destruya al individuo y este sea
sustituido por la PERSONA, como núcleo central de toda arquitectura
política, social, y económica.
BIBLIOGRAFIA.
RECOMENDAMOS.
1.
EL FIN DE LA HISTORIA. Francis Fukuyama. Este artículo fue publicado
originalmente en la revista The National Interest (Verano 1988).
2.
Nota: Francis Fukuyama. Ex-analista de la Corporación Rnad.
Subdirector de Planificación Política del Departamento de Estado de
los Estados Unidos.
3.
Kojève. Introdución a la lectura de Hegel (Paris). Ediciones
Gallimard. 1947.
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Una
breve historia del Siglo XX. Los momentos decisivos. Editorial
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Tusell.
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