Por Richard Pacard
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Donald Trump es el genuino multimillonario sin escrúpulos que mejor representa al capitalismo salvaje, un capitalismo sin moral ni ética, en donde lo que cuenta como objetivo en la vida es el dinero. Es un producto del capitalismo en toda su dimensión. Es el símbolo de la extrema derecha de América. Y para el colmo de sus ambiciones pretende ser el 45º presidente de los Estados Unidos de América. Un candidato a la presidencia que alardea y fanfarronea de su fortuna, no puede ser bueno para América, pero tampoco lo es para el resto del mundo, defiende el corporativismo en todas sus dimensiones, uniendo el poder económico y financiero al poder político, en otras palabras: el poder absoluto. El poder del Estado se vuelve a sí mismo totalitario, el nuevo cesar es Donald Trump. Que ejercerá el poder absoluto en aras a la entronización del culto a la personalidad. El nuevo totalitarismo moderno que de sobra es conocido por sus consecuencias en la historia de la humanidad. Es el nuevo Adolf Hitler del mundo contemporáneo, el cual promete una visión empresarial de América, cosa absurda por qué América igual que cualquier nación no es una empresa, ni debe ser dirigida como una empresa, una nación es una comunidad que ha decidido por tradición y historia unirse para representar un destino y un papel en la historia. No es esta una cuestión de debe y haber, si no una cuestión de estar y de ser.
Si la futura grandeza de los Estados Unidos de América depende de la defensa acérrima de la visión corporativista del Estado y de la Administración, estaríamos asistiendo al nacimiento del totalitarismo y del refuerzo de las grandes superestructuras, las cuales se resisten a morir en aras al avance imparable del progresismo avanzado y social, se apuntala así el edificio capitalista el cual ha comenzado a ser derribado, y los ricos del mundo se sienten amenazados por la marea que sube hasta ahogarles. Donald Trump es la esperanza del rico que siente que su mundo se está resquebrajando por momentos, y que un nuevo mundo de igualdad y democracia se levanta, los libros que edita y publica, es un grito de desesperación, pero una desesperación acolchonada por los miles de dólares que gana por la venta de dichos libros, pero ahora el dinero no le servirá de mucho, no sería la primera vez en la historia de Europa, que los ricos alardeando de sus riquezas y poder, no ven, no saben, no perciben, que un mundo se muere para nacer otro nuevo, pero este individuo llamado Donald Trump es la reacción de debilidad que ve como su mundo se va resquebrajando, como su dinero robado tiene las horas contadas. Asisten muy a su pesar al cenit, decadencia y muerte del capitalismo, tras el cual dejara atrás sus muchas víctimas producidas por su codicia y su avaricia.
Donald Trump es un ganador al estilo liberal capitalista, donde la referencia del éxito la marca su cuenta corriente, -sin embargo- ha sido un fracaso de padre y de marido, he ahí los tres matrimonios rotos por su terrible y amarga obsesión por hacerse rico, un desecho de la humanidad, sin escrúpulo alguno para alardear frente al pueblo americano que él es un ganador, un triunfador, ¿es ese el arquetipo del sueño americano? ¿Serán los americanos tan tontos e idiotas para elegir como su presidente a un fanfarrón que alardea de sus millones ante el mundo? Si esto es lo que quiere América, muy poco dice del pueblo que lo vote, espero que el americano medio no se sienta identificado con semejante individuo, que la razón razonable se instaure en los Estados Unidos de América, un tipo de individuo que quiere construir un muro entre México y su país para que no pase ningún emigrante, en España no sería ni siquiera elegible para las primarias de cualquiera de los partidos que hoy representan al pueblo español. España tiene muchos defectos y unos cuantos problemas, pero entre ellos no se haya ni la xenofobia, ni mucho menos el racismo. Donald Trump se considera patriota, pero no sabe que el patriotismo es una comunidad social, -es decir- un conjunto sentimental formado por la espiritualidad y por su ambiente que revela la presencia de un ser y estar en la historia, la cual presencia una comunidad superior formada por sus tradiciones y que en muchas ocasiones le lleva a compartir con el otro lo que es propio, respetando en todo momento lo que de diferente pueda aportar el “otro”.
Con Donald Trump en la presidencia de la nación más poderosa del mundo habrá que prever una escalada belicista en Oriente que tendrá consecuencias en Europa, y provocara la unión del mundo musulmán contra el Occidente opresor; pero no lo hará por amor a la democracia ni por salvar a los pueblos oprimidos, lo realizara para abrir nuevos mercados para la supervivencia de las grandes compañías multinacionales. Mientras tanto Europa se fragmenta en mil pedazos y los musulmanes llaman a la guerra santa.
La Coruña, 3 de Agosto de 2016
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